EL HIPO “INFINITO”
Se trata
de Charles Osborne nacido en Anthon, Iowa, en 1894, era un hombre de campo
común y corriente, que una buena mañana de 1922, mientras se disponía a
sacrificar a un cerdo, agarró un ataque de hipo que le duró 69 años.
Supongo que aparecer en el libro Guinness de los récords o ser el más famoso de su pueblo no le consolaría ni rebajaría el calvario de hipar hasta cuarenta veces por minuto durante prácticamente toda su vida. Las estrambóticas estadísticas que tanto les gustan a los americanos, estiman que hizo "hipo" unas 430 millones de veces. Nunca encontró una cura. Ni sustitos, ni sorbitos, ni operaciones ni gaitas. Por suerte, pudo llevar una vida más o menos normal (se casó dos veces y tuvo ocho hijos), con la pega de que vivía con el riesgo constante de que su dentadura postiza le saltara por los aires en cualquier momento.
Sus espasmos cesaron repentina y misteriosamente en febrero de 1990, después de que la cadencia se hubiese reducido en los últimos años, a ritmo de 20-25 hipos por minuto. Cruel paradoja, pocos meses después del final del suplicio falleció, a la edad de 97 años.
Supongo que aparecer en el libro Guinness de los récords o ser el más famoso de su pueblo no le consolaría ni rebajaría el calvario de hipar hasta cuarenta veces por minuto durante prácticamente toda su vida. Las estrambóticas estadísticas que tanto les gustan a los americanos, estiman que hizo "hipo" unas 430 millones de veces. Nunca encontró una cura. Ni sustitos, ni sorbitos, ni operaciones ni gaitas. Por suerte, pudo llevar una vida más o menos normal (se casó dos veces y tuvo ocho hijos), con la pega de que vivía con el riesgo constante de que su dentadura postiza le saltara por los aires en cualquier momento.
Sus espasmos cesaron repentina y misteriosamente en febrero de 1990, después de que la cadencia se hubiese reducido en los últimos años, a ritmo de 20-25 hipos por minuto. Cruel paradoja, pocos meses después del final del suplicio falleció, a la edad de 97 años.
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